viernes, 21 de mayo de 2010

Los Quilichaos: perdidos en los vericuetos de la historia oficial



El bicentenario de la “...dependencia”









¿Quién revivirá la memoria de la Tribu?
¿Quién revivirá nuestros dioses?
Que la sublime esperanza siempre sea tuya
Querida alma inamansable.

    Gonzalo Arango

    


                                                                                                                  
                                                                                                         


Por Jamaica de los Quilichaos

Hay un artista anónimo que anda preguntando cómo eran los indios Quilichaos, y por qué no hay ninguna estatua de ellos, ni una pintura, ni algún vestigio. Ni siquiera un monigote de los que por temporadas pueblan la Casa Consistorial; y no me refiero a los funcionarios que engordan impunemente allí, sino a un resto de artesanías...


Parece que aquí en Quilichao, poco queremos saber de “los indios”. Aunque si ellos no bajan en chivas de la cordillera, con el café, los plátanos, las hortalizas y las yerbas ¿ de qué van a vivir los decadentes “dediparados”, ahora desplazados del parque Santander por las turbas, que esperan ansiosas los subsidios de Familias en Acción, con los cuales se asegurará la continuación del régimen, en las próximas elecciones ?


El común de la gente, se expresa mal de nuestra Comunidad Indígena y repite, sin cuestionarse, la satanización que se les hace desde las altas esferas y la propaganda negra del periodismo oficial. Pero, pocos se han preguntado ¿ Cuál ha sido el papel histórico de nuestros indígenas? ¿ Su aporte económico para el desarrollo y el progreso del Norte del Cauca? . Sólo se les califica de “invasores” de su propia tierra, de aliados de los grupos ilegales; cuando en el presente son una raza bravía, valiente, que resiste a las políticas neoliberales de despojo, aculturación, que conducen a la perdida de la memoria y la identidad.


Sigo indagando: ¿Hay un Indio Quilichao en el pasado reciente de cada poblador, o todos creemos que descendemos directamente de los malandrines que llegaron de España con el adelantado Sebastián de Belalcazar, para exterminar y desplazar a nuestros antepasados?



Claro que no, el indio anda por ahí cerca, por eso nuestro artista anónimo no va ha tener dificultades para elaborar un primer boceto de su obra con base en algunos, personajes locales, para luego perfeccionarla con el consenso popular y ubicarla en algún lugar público que podría ser la plazuela del barrio El Rosario, donde según los cronistas se asentó el primer emplazamiento de los aguerridos Quilichaos.


Algunos candidatos que calificarían como modelo de nuestros antecesores serían: Topo Toño, el de la esquina del parque. Tiene un perfil agradable y es amable con la niñitas que juegan básquet, podría servir. No me atrevo a sugerir como modelo al Senador, Chucho Piñacué, porque hace tiempo, rechazó una oferta que le hizo un modisto gay en España; que se enamoró perdidamente del indio, para que desfilara en la pasarela Cibeles, en Madrid, sus ultimas creaciones de pantaloncillos Calvin Chein. (y después dicen que los indios son sólo montañeros e invasores...)


También podría ser Daniel Piñacué, que se quemó en las pasadas elecciones, porque la gente no pudo descifrar el tarjetón. O Mejor, un personaje como Feliciano Valencia; que es un indio joven, pelilargo, que viaja mucho, y al que a menudo no lo dejan salir del país, aunque el alega a su favor, “que los Paeces somos una raza que camina”, repitiendo las frases del Padre Álvaro Ulcué Chocué; a quien nunca le permitieron levantar una estatua en Santander de Quilichao, a pesar de las peticiones de la Comunidad Nasa. El libro Santander de Quilichao, Historia Presente y Futuro, no hace ninguna referencia a la vida de este personaje (a veces incómodo para algunos). Aun que por una amable invitación del grupo editor, escribí un artículo en su momento.


La India

Pero pensándolo bien, es mejor hacer una estatua femenina, como en Cartagena con la India Catalina. Me imagino a la India Quilichaa con unas tetas espléndidas naturales, sin silicona, alimentando a un crío cachetón y despierto. O a una joven Quilichagueña del Cabildo Urbano con una actitud altiva de combate, con un arco en la mano, como si fuera Diana la Casadora o la Gaitana, de Neiva.

El artista tiene mucho de donde escoger, por ahora sigue convencido de que es necesario rescatar la Memoria Histórica de la Comunidad, para que la celebración del Bicentenario de la “independencia” , no se convierta, en un cuento oficial contado por los mismos de siempre.



¡ Eucha Quilichao !




         Comunicación Alternativa











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sábado, 15 de mayo de 2010

Santander de Quilichao ¿ Sólo salsa y melao ?

    



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Santander de Quilichao no tiene una Casa de la Cultura, pero tampoco una plaza de mercado funcional, una terminal de transportes, un adecuado ordenamiento urbano, unos servicios públicos eficientes (bebemos agua contaminada y con sobrecostos para los usuarios). De igual forma, la Comunidad de Quilichao no se explica a donde van a parar las millonarias sumas de dinero recaudadas por el impuesto a la gasolina, si las calles se observan destrozadas y sin mantenimiento. Y para colmo, la Administración Municipal de Juan José Fernández Mera, el de “los grandes pasos” ya está con el sol a las espaldas y no ha realizado ninguno de sus grandes proyectos.


                                             *            *          *

Los fantasmas de la Casa de la Cultura


Ahora, cuando nos aprestamos a celebrar el Bicentenario de la Independencia Nacional, se descubrió que uno de los pueblos más importantes del Cauca, al que algunos avivatos de la política denominan “Ciudad Región” , no tiene Casa de la Cultura; y parece que se necesita como un requisito indispensable para el desarrollo de las actividades del Centro Municipal de Memoria Urbana (CMM), que creará la Alcaldía Municipal mediante un Acto Administrativo (o el Consejo Municipal mediante un Acuerdo).

Asombra pensar que una población floreciente con cuatro universidades y ostentosos edificios (que tapan el paisaje Comfacauca), no tenga un sitio especial para actividades culturales. Los pocos artistas locales son unos destechados que les toca exponerse al peligro del parque Santander, para tocar guitarra (Fernando, el de la Niña María de Caloto), o Fabio Chocolate el poeta del pueblo, o Chomelo el pintor, que viaja por temporadas a Bogotá, porque aquí pocos aprecian su obra. Desde luego que hay otro grupo de “cultores” más afortunados, cercanos a la Secretaría de Educación y Cultura, que también reclaman un lugar de encuentro.

Aunque muy a nuestro pesar, Quilichao nunca ha sido un pueblo con una vocación marcada por el arte o una tendencia fuerte hacia la producción o el goce de bienes artísticos. (Últimamente, estamos con la aguja pegada en la rumba, pero no sólo la música y el folclor, son cultura...). Según algunos teóricos, otras manifestaciones culturales- de sentido profundo- florecen más en la tierra fría. Aquí nos quedamos con las bullas fenomenales del Polideportivo Municipal donde todo vale...

Planes y planos

A la fecha los funcionarios de la Secretaria de Educación y Cultura, sólo muestran unos planos, en los que la Universidad del Valle, recomienda construir la Casa de la Cultura a la orilla del río Quilichao, en un lote que a los ojos de cualquier inexperto podría ser inundable, y además; le harían un bien a la naturaleza y a la devastada rivera, dejándolo como parque. Sería muy prudente de parte de la CRC, negar cualquier licencia de construcción en ese lugar. Al cual los expertos de Univalle, dicen que queda muy cerca del cerro Belén y que constituye “un eje simbólico...” de no sé qué carreto. Cuando el lote está ubicado a más de un kilómetro de Belén y ni siquiera se divisa, porque es un hueco a la orilla del río, cerca de la urbanización “Privilegio”, para más señas.

El hecho es que según los titulares de la Secretaría de Educación y Cultura, es el sitio más idóneo: lejos de esa zona rosa del parque Santander y de los centros educativos, a los que no les interesa la Cultura, o por lo menos no se les nota. Lejos del mundanal ruido, lejos de los pocos artistas soñadores que viven en los barrios marginales, lejos muy lejos, tanto que si algún día nuestros descendientes, llegan a ver el fantasma de la “Casa de la Cultura”, ya no les interesará y preferirán mejor, asistir a un Ciberburdel con pivas de la quinta dimensión.

Aunque, a la hora del té, es mejor que el Estado no intervenga con sus esquemas oficiales en las producciones culturales; porque termina capándolas, censurándolas, pervirtiéndolas y convirtiendo las manifestaciones artísticas, en rituales de plaza publica, con valor agregado de propaganda a su favor.

Cultura: “Hola soledad”...!
Siento que la verdadera “Cultura”, es un acto de libertad espiritual, de creatividad: un asunto de goces solitarios (la lectura), la sensibilidad, la imaginación, las vibraciones cósmicas puestas en cualquier formato del arte que te transportan a otro estado de conciencia y que te demarcan un sendero trascendente, casi un éxtasis religioso, un polvo multidimensional en los planos entéricos no soñados; una pulsación a los sentidos más profundos del ser, que se autosatisface sobre la marcha, en el proceso creativo, único, que quizás nos inspire un verso erótico, una novela, una canción, una bella pintura; o cualquier símbolo que arrulle o conmueva y nos de cuenta de otra realidad inimaginada...

El resto, es el comercio: los buenos negocios, la industria cultural, la vanalidad, lo masivo, la enajenación del tiempo, la rutina, el vació, la nada....



Chao Quilichao.



Sandungerock@yahoo.eshttp://f-aguaviva-org.blogspot.com

domingo, 9 de mayo de 2010

Los Melómanos de Santander de Quilichao: Un espacio Cultural y Alternativo

Hector Lavoe


Santander de Quilichao

 

  Pa’ los Soneros


Por: Jesús Antonio Lozada Yule
                                            

Un sábado cualquiera a la sombra de los samanes del parque lineal, arrullados por la brisa fresca de la tarde, empezaron a reunirse un grupo de amantes de la Música Afrolatina, en un ritual de alabanza y reencuentro con los recuerdos.

Para algunos, el Guaguancó, el Son Cubano, el Latín Jazz, las estrellas de la Fania y los ritmos caribeños son parte imprescindible de su vida . Otros no lo expresan abiertamente, pero tienen una visión cercana a la mística por estos asuntos.

Dicen que, “ser melómano es un estado de exaltación del alma. No es el hecho de tener unos discos viejos y grandotes que ya traquean mal, y guardarlos celosamente para que nadie los escuche. Sino ser un músico en potencia. Ser capaz de escudriñar y degustar con placer indescriptible cada nota, cada ritmo, cada intérprete; y transportarnos con él a otro plano de la existencia; a la poesía a la vibración transpersonal, planetaria, cósmica. Es un arrebato de locura y de sensibilidad sintonizada con los estados alfa de la mente, que nos acerca al sonido primigenio universal, origen de la vida ”.



En cambio hay un sector más aterrizado, próximo al parque lineal para el cual el asunto no es tan trascendental. Es más bien recuperar el tiempo con el placer de compartir unas notas. O, sólo es un destrabe de los sábados por la tarde, donde a veces se muere uno de aburrimiento en este pueblo.

Hay unos manes gordos, con mucho sancocho de pargo rojo encima y a los que ya les pintan las canas. Otros con ojos maliciosos y bigotes como los del Jefe Daniel Santos. “Bigote e gato es un gran sujeto”. Y está hasta el “Primo”, el “Chaman del rió”, que se soya este parche con la alegría de un niño, que se ríe a solas.

Don Henry “Fiol” Florez y don Luis Hurtado –entre otros, los del invento- terminan de cuadrar el sonido bestial; en tanto que el ajedrecista Gabriel Jaramillo, “Gabo”, arregla los fierros de una carpa al frente de su negocio, que inicialmente fue el centro de convergencia de los “Soneros”.

Con el transcurso del tiempo, todos coinciden en reconocer el aporte imprescindible del paisa Jaramillo y de su sobrino Diego, para que este grupo tomara forma y llegara más adelante a tener apoyo oficial. Sobre todo ahora que estos amigos se han marchado para su tierra, después de vivir cerca de treinta años en Santander; dejando aquí la evocación de inolvidables momentos vividos en su presencia alegre, amable y servicial.

* * *
Transcurre la tarde, y los técnicos del sonido terminan de montar la audición.

De pronto, llega el profe “Nana” cansado de camellar. Se acomoda su cachucha de beisbolista y pide una “pola”. Se anima y contagia a todos de su buena onda.

_Entonces qué Pacho ?

_ Todo bien viejo Brother, aquí cumpliendo la cita con el feeling de los saturnianos. Le contesta un melenudo con pinta de rockero, que usa unas manillas metálicas con chuzos y una cadena gruesota entre unos yines desgastados, de muchas batallas. Algunos lo miran de ladito.

A primera vista el tipo desentona, entre estos soneros del ayer. Pero cuando avanza la tarde , cada cual hace su combito para compartir nostalgias acompañados de la voz cálida de Benny Moré: “Yo para querer no necesito una razón me sobra mucho pero mucho corazón”. Todos siguen en su salsa.

Luego entra en la escena un paisa. También peliblanco, con un maletín ejecutivo y unas gafas de marco grueso como de doctor de los años sesenta. Parece que anda más allá del quinto piso; pero bota más corriente que un transformador. Dice que es un godo de Sonsón Antioquia, que se enamoró de este paisaje del Valle del Cauca y tiene el privilegio de sorprenderse a diario desde la ventana de su casa, con la luz que tiñe las montañas y explota contra el basto horizonte en un viaje multicolor.

Se saluda efusivamente con el profe, Nana y el rockero y empiezan a rememorar...

Uno dice que escuchó por primera vez a Richi Ray, en un viejo radio Philips, en la tienda de su barrio. Cuando transmitían la Feria de Cali desde la caseta Matecaña. Después se convirtió en una obsesión que lo rondaba hasta en los sueños, ya que era vecino de patio del bailadero Tairona, en el Rosario. Y lo sorprendía la madrugada escuchando desde su cama las notas melosas y doloridas del bolero antillano y la salsa dura. “Yo soy Babalú, camino a rá rá, y con mi trabajo la tierra sembrá. Babalú conmigo anda“.

Cuenta que en la plazuela del Rosario había una caseta de guadua y techo de hojas de caña. Era un sitio muy concurrido pero que apenas podía noveleriar a los bailarines los domingos por la tarde, a través de la esterilla, porque era muy niño. Lo que más recuerda es el incendio de la caseta. Fue todo un despelote de sirenas de bomberos y gente llena de pánico. Después fue a tirar visaje en la caseta de la piscina, frente al parque Bolívar. Luego de un chapuzón, uno empezaba a motivarse por los sensuales movimientos de cadera de las peladas caleñas que venían a pasear.

Pero llegaría el momento decisivo de lanzarse a la pista. ¡ Què terror tan berraco ! Ya todos los amigos bailaban y chicaneaban con tirar mucho paso, y uno no se podía quedar atrás. Es que pa¢ ser rumbero hay que ser valiente y acostumbrarse a vivir en vilo, al borde del goce pagano, del éxtasis de la vida que se nos escapa en cada nota.

El rokero dice que la salsa era un ritmo considerado de mala familia (como el reggetón ahora) y que al menos en Jamaica de los Quilichaos (también en Cali) la gente “decente” o picada de algo, no bailaba esa música de negros. En El Grillo, sólo ponían “guascas” de los Hispanos, Los Melódicos, Los Corraleros de Majagual y La Billos Caracas. Era una rumba muy elegante: muy tiesa y muy maja. En Cali el club San Fernando, nunca contrataba orquestas de salsa. Hasta que llegó Richi Ray y puso el desorden.

El ritual de los sábados era empintarse para iniciar un recorrido por los sitios de salsa dura. Se empezaba por Cafarnaum, luego por La Toscana y se terminaba en El Bogaloo, donde nos esperaba el flaco Pardo, miembro honorario de nuestro combo y quien además se desempeñaba como discómano en el negocio de su familia.

Era un lugar de estrenos permanentes porque su hermano que vivía en Nueva York, les enviaba las últimas producciones de La Fania y lo mejor de la salsa puertorriqueña, que se escuchaba en Brooklyn y en el Bronx. Al Bogaloo, venía gente de Cali a tirar paso y también llevaban parte de esa música exclusiva, pa¢ allà, pa¢ después del puente, pa¢ la capital de la salsa.

“Ave María morena”, canta Tito Rodríguez con voz sensual; mientras los melómanos continúan evocando épocas mejores. De pronto, alguien agarra el micrófono y después de una breve presentación repica en el aire el travieso Héctor Lavoe: “Todo tiene su final nada dura para siempre, tenemos que recordar que no existe eternidad”...


Chao Quilichao.

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sábado, 8 de mayo de 2010

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    foto/aguaviva.org

El siguiente documento es uno de los más preciados por los ecologistas, se trata de la carta que envió en 1855 el jefe indio Seattle de la tribu Suwamish al presidente de los Estados Unidos Franklin Pierce en respuesta a la oferta de compra de las tierras de los Suwamish en el noroeste de los Estados Unidos, lo que ahora es el Estado de Washinton. Los indios americanos estaban muy unidos a su tierra no conociendo la propiedad, es más consideraban la tierra dueña de los hombres. En numerosos ámbitos ecologistas se le considera como "la declaración más hermosa y profunda que jamás se haya hecho sobre el medio ambiente".

Así Termina la Vida y Comienza la supervivencia

                    Carta del Jefe Indio Seattle

El Gran Jefe de Washington manda decir que desea comprar nuestras tierras. El Gran Jefe también nos envía palabras de amistad y buena voluntad. Apreciamos esta gentileza porque sabemos que poca falta le hace, en cambio, nuestra amistad. Vamos a considerar su oferta, pues sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco podrá venir con sus armas de fuego y tomarse nuestras tierras. El Gran Jefe de Washington podrá confiar en lo que dice el Jefe Seattle con la misma certeza con que nuestros hermanos blancos podrán confiar en la vuelta de las estaciones. Mis palabras son inmutables como las estrellas.

¿Cómo podéis comprar o vender el cielo, el calor de la tierra? Esta idea nos parece extraña. No somos dueños de la frescura del aire ni del centelleo del agua. ¿Cómo podríais comprarlos a nosotros? Lo decimos oportunamente. Habeis de saber que cada partícula de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada hoja resplandeciente, cada playa arenosa, cada neblina en el oscuro bosque, cada claro y cada insecto con su zumbido son sagrados en la memoria y la experiencia de mi pueblo. La savia que circula en los árboles porta las memorias del hombre de piel roja.

Los muertos del hombre blanco se olvidan de su tierra natal cuando se van a caminar por entre las estrellas. Nuestros muertos jamás olvidan esta hermosa tierra porque ella es la madre del hombre de piel roja. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las fragantes flores son nuestras hermanas; el venado, el caballo, el águila majestuosa son nuestros hermanos. Las praderas, el calor corporal del potrillo y el hombre, todos pertenecen a la misma familia. "Por eso, cuando el Gran Jefe de Washington manda decir que desea comprar nuestras tierras, es mucho lo que pide. El Gran Jefe manda decir que nos reservará un lugar para que podamos vivir cómodamente entre nosotros. El será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por eso consideraremos su oferta de comprar nuestras tierras. Mas, ello no será fácil porque estas tierras son sagradas para nosotros. El agua centelleante que corre por los ríos y esteros no es meramente agua sino la sangre de nuestros antepasados. Si os vendemos estas tierras, tendréis que recordar que ellas son sagradas y deberéis enseñar a vuestros hijos que lo son y que cada reflejo fantasmal en las aguas claras de los lagos habla de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.

Los ríos son nuestros hermanos, ellos calman nuestra sed. Los ríos llevan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si os vendemos nuestras tierras, deberéis recordar y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos y hermanos de vosotros; deberéis en adelante dar a los ríos el trato bondadoso que daréis a cualquier hermano.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestra manera de ser. Le da lo mismo un pedazo de tierra que el otro porque él es un extraño que llega en la noche a sacar de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermano sino su enemigo. Cuando la ha conquistado la abandona y sigue su camino. Deja detrás de él las sepulturas de sus padres sin que le importe. Despoja de la tierra a sus hijos sin que le importe. Olvida la sepultura de su padre y los derechos de sus hijos. Trata a su madre, la tierra, y a su hermano el cielo, como si fuesen cosas que se pueden comprar, saquear y vender, como si fuesen corderos y cuentas de vidrio. Su insaciable apetito devorará la tierra y dejará tras sí sólo un desierto.

No lo comprendo. Nuestra manera de ser es diferente a la vuestra. La vista de vuestras ciudades hace doler los ojos al hombre de piel roja. Pero quizá sea así porque el hombre de piel roja es un salvaje y no comprende las cosas. No hay ningún lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ningún lugar donde pueda escucharse el desplegarse de las hojas en primavera o el orzar de las alas de un insecto. Pero quizá sea así porque soy un salvaje y no puedo comprender las cosas. El ruido de la ciudad parece insultar los oídos. ¿Y qué clase de vida es cuando el hombre no es capaz de escuchar el solitario grito de la garza o la discusión nocturna de las ranas alrededor de la laguna? Soy un hombre de piel roja y no lo comprendo. Los indios preferimos el suave sonido del viento que acaricia la cala del lago y el olor del mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado por la fragancia de los pinos.

El aire es algo precioso para el hombre de piel roja porque todas las cosas comparten el mismo aliento: el animal, el árbol y el hombre. El hombre blanco parece no sentir el aire que respira. Al igual que un hombre muchos días agonizante, se ha vuelto insensible al hedor. Mas, si os vendemos nuestras tierras, debéis recordar que el aire es precioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con toda la vida que sustenta. Y, si os vendemos nuestras tierras, debéis dejarlas aparte y mantenerlas sagradas como un lugar al cual podrá llegar incluso el hombre blanco a saborear el viento dulcificado por las flores de la pradera.

Consideraremos vuestra oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarla, pondré una condición: que el hombre blanco deberá tratar a los animales de estas tierras como hermanos. Soy un salvaje y no comprendo otro modo de conducta. He visto miles de búfalos pudriéndose sobre las praderas, abandonados allí por el hombre blanco que les disparó desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo como el humeante caballo de vapor puede ser más importante que el búfalo al que sólo matamos para poder vivir. ¿Qué es el hombre sin los animales? Si todos los animales hubiesen desaparecido, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu. Porque todo lo que ocurre a los animales pronto habrá de ocurrir también al hombre. Todas las cosas están relacionadas ente sí.

Vosotros debéis enseñar a vuestros hijos que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos. Para que respeten la tierra, debéis decir a vuestros hijos que la tierra está plena de vida de nuestros antepasados. Debéis enseñar a vuestros hijos lo que nosotros hemos enseñados a los nuestros: que la tierra es nuestra madre. Todo lo que afecta a la tierra afecta a los hijos de la tierra. Cuando los hombres escupen el suelo se escupen a sí mismos.

Esto lo sabemos: la tierra no pertenece al hombre, sino que el hombre pertenece a la tierra. El hombre no ha tejido la red de la vida: es sólo una hebra de ella. Todo lo que haga a la red se lo hará a sí mismo. Lo que ocurre a la tierra ocurrirá a los hijos de la tierra. Lo sabemos. Todas las cosas están relacionadas como la sangre que une a una familia.

Aún el hombre blanco, cuyo Dios se pasea con él y conversa con el -de amigo a amigo no puede estar exento del destino común-. Quizá seamos hermanos, después de todo. Lo veremos. Sabemos algo que el hombre blanco descubrirá algún día: que nuestro Dios es su mismo Dios. Ahora pensáis quizá que sois dueño de nuestras tierras; pero no podéis serlo. El es el Dios de la humanidad y Su compasión es igual para el hombre blanco. Esta tierra es preciosa para El y el causarle daño significa mostrar desprecio hacia su Creador. Los hombres blancos también pasarán, tal vez antes que las demás tribus. Si contamináis vuestra cama, moriréis alguna noche sofocados por vuestros propios desperdicios. Pero aún en vuestra hora final os sentiréis iluminados por la idea de que Dios os trajo a estas tierras y os dio el dominio sobre ellas y sobre el hombre de piel roja con algún propósito especial. Tal destino es un misterio para nosotros porque no comprendemos lo que será cuando los búfalos hayan sido exterminados, cuando los caballos salvajes hayan sido domados, cuando los recónditos rincones de los bosques exhalen el olor a muchos hombres y cuando la vista hacia las verdes colinas esté cerrada por un enjambre de alambres parlantes. ¿Dónde está el espeso bosque? Desapareció. ¿Dónde está el águila? Desapareció. Así termina la vida y comienza la supervivencia....