viernes, 21 de mayo de 2010

Los Quilichaos: perdidos en los vericuetos de la historia oficial



El bicentenario de la “...dependencia”









¿Quién revivirá la memoria de la Tribu?
¿Quién revivirá nuestros dioses?
Que la sublime esperanza siempre sea tuya
Querida alma inamansable.

    Gonzalo Arango

    


                                                                                                                  
                                                                                                         


Por Jamaica de los Quilichaos

Hay un artista anónimo que anda preguntando cómo eran los indios Quilichaos, y por qué no hay ninguna estatua de ellos, ni una pintura, ni algún vestigio. Ni siquiera un monigote de los que por temporadas pueblan la Casa Consistorial; y no me refiero a los funcionarios que engordan impunemente allí, sino a un resto de artesanías...


Parece que aquí en Quilichao, poco queremos saber de “los indios”. Aunque si ellos no bajan en chivas de la cordillera, con el café, los plátanos, las hortalizas y las yerbas ¿ de qué van a vivir los decadentes “dediparados”, ahora desplazados del parque Santander por las turbas, que esperan ansiosas los subsidios de Familias en Acción, con los cuales se asegurará la continuación del régimen, en las próximas elecciones ?


El común de la gente, se expresa mal de nuestra Comunidad Indígena y repite, sin cuestionarse, la satanización que se les hace desde las altas esferas y la propaganda negra del periodismo oficial. Pero, pocos se han preguntado ¿ Cuál ha sido el papel histórico de nuestros indígenas? ¿ Su aporte económico para el desarrollo y el progreso del Norte del Cauca? . Sólo se les califica de “invasores” de su propia tierra, de aliados de los grupos ilegales; cuando en el presente son una raza bravía, valiente, que resiste a las políticas neoliberales de despojo, aculturación, que conducen a la perdida de la memoria y la identidad.


Sigo indagando: ¿Hay un Indio Quilichao en el pasado reciente de cada poblador, o todos creemos que descendemos directamente de los malandrines que llegaron de España con el adelantado Sebastián de Belalcazar, para exterminar y desplazar a nuestros antepasados?



Claro que no, el indio anda por ahí cerca, por eso nuestro artista anónimo no va ha tener dificultades para elaborar un primer boceto de su obra con base en algunos, personajes locales, para luego perfeccionarla con el consenso popular y ubicarla en algún lugar público que podría ser la plazuela del barrio El Rosario, donde según los cronistas se asentó el primer emplazamiento de los aguerridos Quilichaos.


Algunos candidatos que calificarían como modelo de nuestros antecesores serían: Topo Toño, el de la esquina del parque. Tiene un perfil agradable y es amable con la niñitas que juegan básquet, podría servir. No me atrevo a sugerir como modelo al Senador, Chucho Piñacué, porque hace tiempo, rechazó una oferta que le hizo un modisto gay en España; que se enamoró perdidamente del indio, para que desfilara en la pasarela Cibeles, en Madrid, sus ultimas creaciones de pantaloncillos Calvin Chein. (y después dicen que los indios son sólo montañeros e invasores...)


También podría ser Daniel Piñacué, que se quemó en las pasadas elecciones, porque la gente no pudo descifrar el tarjetón. O Mejor, un personaje como Feliciano Valencia; que es un indio joven, pelilargo, que viaja mucho, y al que a menudo no lo dejan salir del país, aunque el alega a su favor, “que los Paeces somos una raza que camina”, repitiendo las frases del Padre Álvaro Ulcué Chocué; a quien nunca le permitieron levantar una estatua en Santander de Quilichao, a pesar de las peticiones de la Comunidad Nasa. El libro Santander de Quilichao, Historia Presente y Futuro, no hace ninguna referencia a la vida de este personaje (a veces incómodo para algunos). Aun que por una amable invitación del grupo editor, escribí un artículo en su momento.


La India

Pero pensándolo bien, es mejor hacer una estatua femenina, como en Cartagena con la India Catalina. Me imagino a la India Quilichaa con unas tetas espléndidas naturales, sin silicona, alimentando a un crío cachetón y despierto. O a una joven Quilichagueña del Cabildo Urbano con una actitud altiva de combate, con un arco en la mano, como si fuera Diana la Casadora o la Gaitana, de Neiva.

El artista tiene mucho de donde escoger, por ahora sigue convencido de que es necesario rescatar la Memoria Histórica de la Comunidad, para que la celebración del Bicentenario de la “independencia” , no se convierta, en un cuento oficial contado por los mismos de siempre.



¡ Eucha Quilichao !




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